Lo cierto es que el proyecto plantea un abanico de opciones, ya que se diversifica enormemente en cuanto a los campos de aplicación. No sólo en el ámbito de la agricultura, haciendo que ésta resulte más sostenible, como se ha visto, también en la elaboración de productos alimenticios variados. Se trata de las galletas, madalenas y el pan, con harina de grillo, de la mano de Bioandelos; y del bacon sintético, hecho a base de impresora 3D, de Cocuus. “En el caso del pan, no podemos decir que es pan de harina de grillo porque tiene menos del 50% de ese ingrediente”, puntualizó Ana María Navas, de la primera empresa. De este tema, precisamente, habló Carolina González, investigadora CNTA en la conferencia ‘Beneficios en la salud por el consumo de harina de grillo’ (aquí las diapositivas que acompañaron su presentación).

            Un discurso al que minutos después se unía Aitor Ugalde, nutricionista deportivo, que hablaba de los puntos a favor del consumo de estos alimentos en la salud y el deporte, dado el alto valor proteínico que aporta el insecto. “A nivel cardiovascular, por su perfil lipídico y su alta concentración de ácidos grasos, se ha visto que el perfil de colesterol en análisis sanguíneo es mucho mejor”, aclaraba Ugalde. Es más, el nutricionista incidía en que la iniciativa propone, tal y como el título de la jornada indica, una alternativa; no se trata de la sustitución de otros comestibles como puede ser la carne ‘al uso’, sino que es otro añadido más que es complementario, que enriquece la oferta (aquí las diapositivas que acompañaron su presentación).