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El sector agrario apuesta por la innovación medioambiental, a través de la economía circular

UAGN, UCAN, Grupo AN, ITER investigación y Solteco impulsan el proyecto Ecocirplas, a través de un modelo de gestión del plástico de uso agrario, donde el agricultor realiza una retirada adecuada para que el residuo plástico pueda ser reciclado y transformado en elementos que vuelven a aprovechar los agricultores y ganaderos. Se trata de un proyecto innovador donde se aplica la economía circular en el propio sector agrario.

UAGN organizó, el 29 de octubre, el primer ensayo piloto del proyecto Ecocirplas, en una plantación de pimiento en la localidad de Murillo el Fruto, donde se mostró in situ el proceso circular desde la retirada del plástico hasta la transformación en el producto final en la fabrica de Solteco, en Cintruénigo.

De izda. a dcha.: Arturo Ferrer (Iter Investigación), Sergio Menendez (Grupo AN), Iñaki Mendioroz (UAGN) y Vicente Sáinz (Solteco)

En Navarra se utilizan 1.600 toneladas anuales de filmes plásticos (el 50 % son acolchados). La cantidad total de plásticos agrícolas empleados (teniendo en cuenta filmes y resto de plásticos como cintas, cuerdas, etc.), es de 2.367 toneladas anuales, siendo la mayoría llevada a vertedero. El objetivo de este proyecto es generar una cadena de valor más eficiente, medioambientalmente sostenible y que repercuta positivamente en la gestión y economía de las explotaciones.

UAGN, UCAN, Grupo AN, ITER investigación y Solteco son conscientes del reto ambiental y de innovación del sector en consonancia con las políticas europeas de reactivación y el nuevo marco político de la nueva PAC; así como de la demanda de la ciudadanía de un reto medioambiental mayor. Desde este punto de vista, desde el sector agrario se pretende mostrar y amplificar lo que ya venimos haciendo y lógicamente generar estas buenas prácticas que mejoren la eficiencia y la economía de las mismas. Desde este punto de vista, a través de estos proyectos el sector agrario desarrolla una apuesta clara por la innovación.

“Se trata de una apuesta por la economía circular en el sector agroalimentario, es un proceso innovador en cuanto al proceso y metodología que permite que todos los eslabones de la cadena agroalimentaria se sientan identificados y puedan aportar. En definitiva, es una manera de dignificar el sector agrario, mostrando de una forma práctica y sencilla como pueden realizar unas prácticas sostenibles social y medioambientalmente, que a su vez permiten una sostenibilidad económica en las explotaciones. Eso es en definitiva lo que queremos mostrar en este ensayo, cuantificar los costes y por lo tanto poner sobre la mesa el debate de lo que cuesta gestionar el medioambiente en el campo”, matiza Mendioroz.

El objetivo del proyecto es optimizar la cadena de valorización desde el residuo plástico de uso agrario, generado en cultivos que lo utilizan como acolchado, hasta la fabricación, donde se recicla, para elaborar productos que retornar al sector, como postes, planchas, soleras, tutores o rejillas y cerramientos para uso ganadero. Un proceso de circularidad completa, ya que, hasta ahora en la mayor parte de ocasiones, el plástico empleado en el campo no se recicla y va directamente al vertedero.

“El proyecto consiste en ensayar diferentes metodologías y buenas prácticas para la gestión del residuo plástico en agricultura. Lo que pretendemos a través del proyecto es investigar sobre los manejos en campo tradicionales y aquellos con máquinas más innovadoras. Ahora mismo estamos testando en la localidad de Murillo del Fruto, en una plantación sobre pimiento, cómo se puede hacer una recogida de la manera más eficiente posible; de forma que no queden residuos en el plástico para que este pueda entrar en una cadena de valorización y poder así fabricar madera plástica en base a la granza obtenida con su trituración. Se trata, por tanto, de un ejemplo de economía circular perfecto, en el cual el residuo que deja el cultivo es recogido por el agricultor y finalmente es valorizado, generando nuevos materiales en base a ese plástico que puede retornar al sector agrario”, explica Iñaki Mendioroz, gerente de UAGN y coordinador del proyecto.

El proceso circular, paso a paso
El proceso comienza cuando una vez cosechado el producto, pasta un rebaño de ovejas y se come los restos vegetales que permanecen sin cosechar, así como hojas u otras partes blandas de la planta. Esta tarea cumple un doble objetivo; por un lado, el ganado se alimenta de manera natural, aprovechando los residuos del campo y por otro, se lleva a cabo una labor eficiente para el posterior tratamiento del plástico. De esta manera, en la segunda parte del proceso, la máquina desbrozadora puede eliminar los tallos más gruesos que se quedan de una manera más eficaz y permite que el siguiente apero que se encarga de levantar el plástico para dejarlo en la superficie, lo extraiga íntegro y en mejores condiciones, para que por último los operarios puedan recoger el plástico fila a fila con mayor facilidad para enrollarlo. Es fundamental que las ovejas pasten por la parcela cuando el terreno no esté muy húmedo, para evitar que se pueda romper el plástico.

A continuación, el plástico es trasladado a la cooperativa donde se pesa para ver el porcentaje de impropios y se identifica su procedencia y posteriormente pasaría a una zona de pretratamiento si es necesario reducir el número de impurezas que contiene y a partir de ahí se traslada  la fábrica donde los plásticos una vez que han sido triturados, se funden y se convierten en una masa, que posteriormente se muele y se convertiría en materia prima del producto final.

Puedes ver todas las fotos del proceso en el siguiente enlace.