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23/11/2022Cintruénigo y Olite, territorios de innovación en viticultura
De la mano del proyecto Oivina, los pasados 10 y 16 de noviembre, se celebraron dos jornadas de formación en torno al ‘Sistema predictivo en la gestión de oídio’
Ponencias, salidas a campo, visitas y, sobre todo, demostraciones sobre terreno del Sistema predictivo en la gestión del oídio se dieron cita los pasados 10 y 16 de noviembre, en dos jornadas formativas celebradas en Cintruénigo y Olite, con un total de 12 horas y media de formación (de 8.30 a 14.30 horas el primer día; y de 8.30 a 15.00 horas el segundo). Se trató de una iniciativa enmarcada en el proyecto Oivina, que propone el desarrollo de un instrumento de predicción y control de la plaga mencionada, causada por el hongo Uncinula necator y que genera importantes pérdidas de cosecha impactando así fuertemente en la economía.
La Bodega Cirbonera fue la encargada de acoger la primera de las citas, que daba comienzo con la Presentación del proyecto de la mano de Jesús Astráin, técnico de viticultura de Bodegas Pagos de Aráiz. Astrain detalló en qué consiste Oivina, que está basado en la creación de un sistema fiable que permita a viticultores navarros tomar las mejores decisiones para el control de oídio en sus explotaciones; un modelo acorde a las nuevas políticas agrarias, tal y como explicó, acto seguido, Iñaki Mendióroz, director de sectores, innovación y proyectos de UAGN en la conferencia ‘La PAC 2023, escenario en el que se enmarca OIVINA’. De hecho, el mecanismo está pensado para almacenar datos que se coordinan con un cuaderno de campo digital, de carácter obligatorio a partir del año que viene, y que serán enviados a la Administración ahorrando de ese modo trabajo a los agricultores, que sólo tendrán que preocuparse por su labor agrícola (aquí la presentación que acompañó a esta explicación).
En esto, precisamente, profundizaron Nicolás Molina y Samuel Martínez, Ingenieros Agrónomos de CESENS, en sus ponencias ‘Desarrollo del sistema predictivo de aparición de oídio. Datos y resultados obtenidos’ y ‘Demostración del modelo predictivo’. “Lo que tratamos es de ser una herramienta de ayuda a la toma de decisiones, pero no tomarlas por el agricultor porque al final cada campo tiene sus casuísticas y sus propias circunstancias”, contaba Martínez. En esta línea, aclararon que todavía es pronto para dar fiabilidad a la información obtenida, dado que hasta el momento únicamente se ha llevado a cabo una campaña. “Hemos comprobado que funciona y ya partíamos de un procedimiento desarrollado por la Universidad de California. Lo que nosotros hemos hecho ha sido adaptarlo a las condiciones locales. No obstante, de un año a otro, parámetros como la meteorología cambian. Cuanto más volumen de datos tengamos, con el tiempo, la predicción mejorará”, concluía Molina. El equipo de Ingenieros coincidía en la necesidad de la validación real en campo para comprobar resultados reales y, sobre todo, objetivos.
Es por eso que, se visitaron las parcelas en las que se ha desarrollado el modelo predictivo de aparición de oídio, de la mano de Raúl Moreno Virto, Técnico de campo de Bodega Cirbonera, que puso a los asistentes en contexto. “La Navarra vitícola tiene seis grandes comarcas, una es la D.O. calificada Rioja, que es la margen izquierda del Ebro, y dentro de la D.O. navarra, hay cinco comarcas, una de ellas es la Ribera baja, cuya característica es que es la única situada en la margen derecha del Ebro, por lo tanto, todo lo que veis ahí es el Sistema Ibérico”, contaba. En dichas fincas, precisamente, se localizaban los dispositivos del proyecto Oivina, cuyo funcionamiento explicaron al detalle los ingenieros del CESENS Nicolás Molina y Samuel Martínez, bajo la atenta mirada de los participantes y poniendo el broche de oro a la primera jornada formativa. “Hacer un balance hídrico convencional, calcular un ETO… con datos concretos de finca en vez de con datos de referencia ya es una mejora a nivel de precisión, pero no deja de ser inferir un poco en el comportamiento de la planta en función de las condiciones de alrededor. Vamos ganando precisión, pero también complejidad en la metodología, a medida que vamos colocando sensores de suelo, de planta…”, señalaba Martínez, antes de dar por finalizada la cita.
El siguiente encuentro tuvo lugar en Olite, concretamente en las instalaciones de Evena. Al igual que la vez anterior, el evento dio comienzo con una bienvenida y presentación. En este caso con Félix Cibriáin, Jefe del Negociado de Viticultura del Gobierno de Navarra, que asimismo y seguidamente, ofreció la ponencia ‘Importancia del Oidio en el sector vitivinícola. Experiencias en campo’ (aquí las diapositivas que acompañaron el discurso).
De hecho, se procedió a la Instalación y demostración de la aplicación (aplicativo) CESENS entre los asistentes con Nicolás Molina y Samuel Martínez, Ingenieros Agrónomos de CESENS, también presentes en la jornada previa; y media hora más tarde, los mismos intervinieron en la conferencia ‘Uso estaciones y sistema predictivo’.
Tras una pausa para el café, se realizaron distintas visitas: a EnoZentrum (anteriormente Museo de la Viña y el Vino de Navarra) primeramente; y, después, a la parcela experimental de Baretón de Evena. “Como resultados más importantes, ahora mismo tenemos recuperado el material de Garnacha Tinta; el de Moscatel de grano menudo; el Tempranillo de Navarra; el Berués, posiblemente la variedad más antigua de la que tenemos de uva en Navarra, que se daba ya por perdida; y una variedad, en Bargota, que resultó desconocida, genéticamente distinta, que la hemos registrado como una variedad nueva de vino blanco llamada Oneca”, contaba Félix Cibriáin, en los terrenos mencionados; colocando el broche de oro a los dos días formativos, dedicados al sistema de predicción del oídio, enmarcados dentro del proyecto Oivina.