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“Los dragados puntuales en zonas problemáticas, entre otras medidas, son necesarios para una gestión correcta de los ríos”

El 24 de junio, David Navarro, agricultor de Tudela y vocal de la Junta Permanente de UAGN, participó en la “Jornada deliberativa: Dragados y retirada de vegetación como medida de gestión del riesgo de inundación”, organizada por Ebro Resilience. Realizó un análisis de las últimas inundaciones y centró su ponencia en la importancia de los dragados para una correcta gestión de los ríos.

Los dragados, las motas y los embalses en zonas problemáticas son algunas de las actuaciones que se enmarcan en las medidas estructurales para desarrollar una gestión correcta de los ríos y entre las medidas no estructurales se encuentran los planes de ordenación. “Desde UAGN, defendemos que en una correcta gestión de los ríos es necesaria la combinación de ambos tipos de medidas, y entre las estructurales, una de las más importantes son los dragados en las zonas problemáticas y el mantenimiento de los cauces”, exponía David Navarro, durante su intervención on line, a través de la plataforma Zoom, en la jornada.

El río se encuentra encauzado, y debemos mantener ese cauce para que pueda circular toda el agua posible. Con la mejora de la capacidad de desagüe se minimizarían los riesgos, y por tanto menor probabilidad de inundaciones. “Es imposible el riesgo cero, pero lo que tratamos con este tipo de propuestas es disminuir el impacto de las avenidas y que el número de inundaciones sea menor, puesto que el río necesita un caudal mayor para alcanzar cotas más altas”, continúa Navarro.

Hoy en día, con menos caudal se está inundando más terreno y esto se debe a que el cauce del río Ebro se encuentra en mal estado. “Por lo que necesita un dragado en numerosos puntos que elevan el nivel de las aguas. Estas labores de mantenimiento no duran eternamente, pero suponen un mantenimiento que permite ahorrar perdidas económicas y personales, muy superiores al coste del propio mantenimiento del río”, prosigue.

Si nos basamos en los datos, tomando de referencia el aforo de Castejón, que es quizás el que mejor puede reflejar el tramo medio del Ebro, la mayor riada del siglo XXI, que fue en 2003 y que pasó de 2.800 metros cúbicos por segundo, es superada en altura por las dos últimas riadas de 2015 y 2018, que marcan los récord del aforo en cuanto a altura: 7,78 y 7,77. Lo más extraordinario se produce comparando riadas históricas como la de 1960 en donde con un caudal estimado de más de 4.000 metros cúbicos se marca el récord de altura en la estación de Castejón situándolo en 7,60. Ese récord ha sido batido en dos ocasiones, casualmente, en las dos últimas riadas, en 2015 y 2018 con 7,78 y 7,77. Queda claro cómo se están alcanzando cotas mayoras de altura con un menor caudal. Creemos que pese a todas las reservas que se pone en las estimaciones de caudal que también muestra claramente esta tendencia, resulta definitivo ver las alturas y como se están batiendo récords de altura.

Esta gráfica demuestra claramente esta tendencia. Se trata de una comparativa entre las veinte mayores riadas según su caudal y las 20 mayores riadas según su altura, en ambos casos en Castejón. De las 20 mayores según su caudal, sólo 3 (en azul) han sido en este siglo. Sin embargo, de las 20 mayores según su altura, han sido 14 avenidas desde el año 2000 (en azul). El dato es importantísimo porque muestra una clara tendencia a inundar más terrenos con menos caudal. Los datos se han obtenido del CEDEX (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas) y del SAIH (Sistema Automático de Información Hidrológica)

La polémica de los dragados y la mala imagen pública
Los dragados están generando mucha polémica y creemos que se debe a una mala imagen pública, principalmente por una cuestión de intervención en el medio ambiente. Por lo tanto, es fundamental sensibilizar sobre cuestiones básicas, como que el río se encuentra encauzado, y que en ese cauce hay una serie de infraestructuras que hay que cuidar. “La agricultura es una actividad compatible con los ríos y no podemos basarnos en un supuesto equilibrio idílico basado en la no intervención. La intervención humana modifica las condiciones de los ríos con embalses, azudes, asentamientos, etc., pero el resultado no tiene por qué ser negativo porque el impacto humano puede conseguir nuevas situaciones de equilibrio. Lo mismo sucede con los bosques, montes y con la naturaleza en general”, reivindica David Navarro.

El dragado en otros países
La técnica del dragado se utiliza en muchos lugares del mundo y los resultados pueden ser excelentes. En el caso Europeo, las desembocaduras del Rin y del Mosa se dragan frecuentemente para conseguir la entrada de grandes barcos al puerto de Rotterdam u otros dragados continuos que incluso se meten en el mar.

El caso más reseñable en cuanto a inundaciones es el Senna, donde se realizan frecuentes dragados, no sólo por su navegabilidad hasta 120 km en Ruan, sino por evitar inundaciones y efectos de las mareas (macareo, Le mascaret).

En nuestro caso, se ha dragado en numerosas ocasiones diferentes zonas del Ebro. Quizás lo más reseñable recientemente, fueron las intervenciones en la zona de Zaragoza con las obras de la Expo y su posterior intento de navegabilidad. Tradicionalmente también se extraían gravas para su aprovechamiento.

 

Y lo que sucede con esta técnica es que dependiendo de la zona y sus características (pendiente, cantidad de avenidas, etc.) el dragado puede ser más o menos duradero, pero normalmente necesita un mantenimiento. Se suelen utilizar argumentos en contra haciendo referencia al elevado coste. Pero en la última inundación importante de 2018 hubo una estimación de más de 20.000 hectáreas dañadas y casi 25 millones de euros de pérdidas y hay que tener en cuenta la repercusión que tiene en la vida de las personas, como pierden valor campos que son cada vez más vulnerables por tener inundaciones más frecuentes y en qué situación quedan las personas que viven en las zonas afectadas.

“En definitiva nos encontramos con una situación en la que parece que es políticamente incorrecto dragar. Muchas veces se enmascaran con palabras como sostenibilidad o resilencia, palabras de un gran significado, pero su continúa repetición termina por vaciarlas de significado. Parece que esas palabras tratan de justificar la inacción y la pasividad de las administraciones”, manifiesta Navarro.

“Y con todos estos argumentos, nos encontramos con un intento de desviar el foco de responsabilidad a las personas que sufren las inundaciones, tanto de la CHE como de otras confederaciones. Parece que se quiera crear una tendencia en la que el cauce se mantenga solo y nadie se responsabilice de él, lo cual es injusto”, continúa.

Nos parece muy bien que se trabaje en la mejora de los sistemas fluviales y en la gestión de riesgos, se adecúe la adaptación al riesgo que existe. Pero esa estrategia no puede ocultar la necesidad urgente de invertir en medidas estructurales y una de las principales son los dragados. Vemos como con menos caudales estamos consiguiendo cotas de agua mayores, vemos muchas veces datos muy poco realistas y una extraña mezcla de argumentos para continuar con una política de antidragados, que sinceramente es innecesaria y es muy peligrosa, porque cuanto más tiempo tardemos en dar solución a estos problemas va a ser peor”, denuncia David Navarro.

Foto cedida por Oscar López García. Río Aragón a su paso por Milagro, donde se pueden ver gravas y otros sedimentos

Desde UAGN acudimos a este tipo de jornadas con la intención de que se oigan nuestros argumentos y nos gustaría que la CHE atienda nuestras propuestas ya que vemos con preocupación cómo cada vez nos vamos haciendo más vulnerables a las crecidas de los ríos y cómo desde Confederación no se hace un giro en esta política. “Me gustaría acabar con una frase muy significativa que decimos en UAGN que es que los “bosques hay que limpiarlos en invierno para evitar los incendios en verano y los ríos hay que limpiarlos en verano para evitar las riadas en invierno”. Nos gustaría que se tomaran medidas y que se mejore el estado deficiente de muchos cauces”, concluye Navarro.