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03/02/2023Tania Calahorra. “A este paso el campo se quedará sin gente, y hay que comer”
La falta de relevo generacional es uno de los problemas que enfrenta el sector, y al que las Ayudas a la primera instalación de jóvenes agricultores intenta dar respuesta.
Con 21 años, Tania Calahorra Alegría, de Murchante, saca adelante su empresa agraria de almendros, olivos y viña de las que se encargaba primero su abuelo y después su padre, ahora acompañado de su hija. Es una de las pocas jóvenes agricultoras con las que cuenta el sector, y lo es, en parte, gracias a las Ayudas a la primera instalación de jóvenes agricultores; “Un recurso fundamental para solventar la ausencia de una nueva generación que continúe cuidando del campo y alimentando a los ciudadanos, pero insuficiente para conseguir rejuvenecer un sector que está quedándose sin relevo generacional”, denuncia Félix Bariáin, presidente de UAGN.
¿Por qué decidiste instalarte?
Por la ilusión de seguir con lo que hacía la familia. He acompañado a mis abuelos al campo desde pequeña; y a mi abuela le da mucha alegría. Me llama ‘la campera’. Toda la familia me apoya, el primer día que subí al tractor vinieron mis tíos y tías a verme.
Trabajo con mi padre, que me enseña, aconseja… y en casa seguimos hablando de ello. Mi madre nos dice que cambiemos de tema, pero es que lo disfrutamos. Para mí es una afición. No digo “voy a trabajar”, sino “me voy al campo a podar un rato”. Llevamos todo entre los dos, porque cuando se jubile, tendré que hacerlo sola.
¿Qué es lo que te aporta este trabajo?
Me da vida. Si un día estoy triste, vengo, me pongo mi música, me concentro en la tarea y me voy tan contenta.
¿Has encontrado dificultades o echas algo en falta?
Hasta ahora no. Me gusta todo: limpiar los ríos, andar con el tractor, podar… Es duro, cuesta mantener todo, exige estar mañana y tarde, estás al aire libre y puedes coger un resfriado… pero compensa. Todos los trabajos tienen pros y contras.
¿Qué opinas sobre la falta de relevo generacional?
Me preocupa. Debería haber más jóvenes, porque a este paso el campo se quedará sin gente y hay que comer, alguien tiene que seguir alimentando a la sociedad. También me entristece. Tengo el recuerdo de, en vendimia, al salir del colegio, la ilusión que me hacía ver un montón de tractores pasar a descargar; y de cruzarme con mi padre y montarme con él en la fila de tractores. Ahora sólo ves pasar a dos.
Además, la vida en el campo es muy bonita y si llevas tu explotación bien, se puede vivir bien. Aunque entiendo que pueda dar vértigo. En mi caso, he contado con apoyo familiar.
Has recibido las Ayudas a la primera instalación de jóvenes agricultores, ¿cómo ha sido tu experiencia?
Siempre me ha gustado el campo y venía ayudar, pero esta subvención me dio el empujón para dedicarme de verdad a ello; y siempre hay gastos que surgen. Ahora, por ejemplo, tengo el tractor en el taller.
¿Cuál ha sido el papel de UAGN en su tramitación?
Muy importante. He acudido a ellos ante cualquier duda, papeleo… han estado en todo. También se encargan de que conozcamos a otros jóvenes con los que podemos compartir inquietudes.
50% de las instalaciones del sector
La incorporación de jóvenes al sector primario y el apoyo al relevo generacional es uno de los ejes estratégicos de la gestión diaria de UAGN. “Realizamos un asesoramiento personalizado a alrededor de 40 jóvenes profesionales al año. En los últimos cuatro años, hemos servido de apoyo en la instalación de 125 jóvenes, el 50 % de las que se realizan en el sector. Les orientamos en su proyecto, les tramitamos la ayuda y posteriormente realizamos un seguimiento. Es decir, les acompañamos durante toda su instalación”, explica Sandra Muñoz, directora técnica de UAGN.