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UAGN denuncia la mala gestión del agua por parte de la CHE y los gobiernos foral y central

El presidente de la organización agraria, Félix Bariáin, se desplazaba el pasado 28 de febrero, junto al agricultor y vocal de la Ejecutiva David Navarro, hasta el puente de Milagro, donde comparecía ante los medios para protestar ante la falta de limpieza de los ríos así como la ausencia de un necesario plan hidrológico.

Un año más, Navarra afronta riadas que ocasionan daños y desperfectos. Especialmente, en zonas de cultivo. Una situación que se podría evitar y, sin embargo, se repite año tras año, como bien explicaba el presidente de UAGN, Félix Bariáin, en una convocatoria de medios realizada por la organización agraria, el pasado 28 de febrero, en el puente de Milagro; localidad ribera afectada por la crecida del caudal. Bariáin contaba que sólo es el resultado de la falta de limpieza de los ríos, además de la ausencia de un plan hidrológico estatal. En definitiva, un problema fruto de una mala gestión del agua, de lo cual señalaba directamente como responsables tanto a la CHE como a los gobiernos foral y el central.

            “Aquí vemos claramente toda la suciedad del río, el cauce debería estar limpio para que esto no se produjese. Toda esta maleza y vegetación seca frena el agua, se va formando un tapón y el agua al final sale por las fincas de los agricultores; y esto es lo que denunciamos: esto tiene que estar limpio para que el agua vaya por su cauce”, expresaba. “La limpieza corresponde a la CHE, al gobierno y a quien no corresponde es al agro, que es el injusto pagador de todo esto. Ahora volveremos al partido de ping-pong, en el que unos se pasarán la pelota a otros, pasándose la culpa de uno a otro, pero sin que nadie haga nada”, continuaba.

El presidente de UAGN, Félix Bariáin, en medio y, a su izquierda (derecha para la persona lectora de esta noticia) el vocal de la Ejecutiva, David Navarro.

            Es más, Bariáin hablaba de la existencia de “un problema añadido aquí en Navarra”, del que el Ejecutivo Foral no se hace cargo: “Hay una plaga de castores, que tiran los árboles creando presas. Los agricultores nos quejamos de ello y parece que es un crimen. Ahora habría que preguntar a Medio Ambiente por qué deja que esa plaga se extienda por Navarra, y arrase con las zonas de arbolado de las orillas, para luego llevar esa vegetación al centro de los ríos entorpeciendo el curso del agua y agravando el problema”, narraba. “Se está dando mucho dinero desde Europa, hay proyectos importantes para acometer cuestiones en los márgenes de los ríos… pero aquí sólo se habla de ecología y demás cuando quien tiene que hacer la obra es un agricultor y ganadero, pero cuando la obra la hace un castor no pasa nada”, seguía.

Un problema repetitivo y evitable 

            Tanto Bariáin como Navarro insistían en que éste es un contratiempo cuya única causa es una mala gestión y falta de previsión. “El aforo de Castejón, que lleva dando datos desde 1948, ha marcado una subida de algo más de 2.000 metros cúbicos por segundo, una crecida de las que llaman 'ordinaria', porque no ha sido tan alta como las de los últimos años; y aun así, ha habido afecciones por Miranda de Arga, Funes, Buñuel, Valtierra… por la cantidad de caudal, no debería haber causado ningún desperfecto, pero, como ya hemos comentado en otras ocasiones, dado el mal estado de muchos cauces e infraestructuras o problemas sobrevenidos como la plaga de castores y, en general, la mala gestión de lo que tendría que ser una política hidráulica clara, que mantuviera a los cauces con la suficiente capacidad… se han generado desperfectos”, detallaba el vocal de la Ejecutiva en una entrevista a Radio Tudela.

            “Entonces, por un lado, estamos contentos de que haya sido menos de lo que se esperaba; también de que haya llovido, que es algo muy necesario… pero seguimos en alerta, preocupados y disgustados, por cómo se han gestionado los ríos todos estos años y los problemas que se dan cada vez que hay una crecida incluso siendo pequeñas, como lo ha sido ésta”, decía.

Riadas y sequía, dos caras de una misma moneda

            Lo cierto es que es muy simplista e inocente pensar que éste es un problema o una consecuencia de ‘la naturaleza’, entendiendo a ésta como un ente contra el que no se puede ‘luchar’. Ésta es una cuestión política, de gestión, de ordenamiento, valga la redundancia. “Estos son los mensajes: el primero es que esto ya se ha convertido en algo cíclico, volverán los daños a los cultivos y quien perderá será el agro. Hemos hablado infinidad de veces de hacer un mapa de suelos, de inundabilidad, con confederación, de la mano de los gobiernos y demás, pero como no se quiere hacer, cada tres años volvemos a hablar de este problema; y se queda en eso, en palabras”, relataba Bariáin.

            De hecho, en unos pocos meses, en verano, comentaba Bariáin, llegará otro problema igualmente previsible: la sequía. “La mayoría de esta agua se perderá en el mar, y es una pena. No puede ser que a medio país le falte agua y que no sepamos almacenarla, que no haya una política decidida de verdad a nivel nacional para ello, y me da igual el partido que sea, porque han pasado todos y no son capaces de llegar a un acuerdo tan fundamental a nivel nacional como es la gestión del agua”, afirmaba.

El sector denuncia que la mala gestión hídrica, por parte de la administración, afecta directamente al primer sector; con todo lo que ello conlleva.

Un plan hidrológico nacional

            El problema es serio, las consecuencias tanto de la sequía como de las riadas son tan graves como diversos: afectan a la economía, a la seguridad ciudadana, etc. Incluso de manera ‘indirecta’, al arrasar con tierras de labranza: “Cuando hablamos de inundabilidad y motas, obviamente lo primero que queremos es que se ocupen de las zonas urbanas, que no haya daños personales ni materiales, pero hay zonas en las que no basta sólo con arreglar una mota, lugares donde hace falta sacar las gravas del río, la vegetación seca… limpiar, como se ha hecho toda la vida; y lo que no podemos pensar es que las zonas de inundabilidad per se sean las zonas de cultivo, lo cual por cierto hace peligrar la alimentación de la ciudadanía”, detallaba Bariáin. “Los primeros afectados somos nosotros, a corto plazo el pan que peligra es el nuestro, ya que cabe recordar que todavía hay parte de dinero que se nos debe de inundaciones anteriores, y ahora volveremos otra vez a los presupuestos, y para cuando cobre esta gente pasarán meses…”, denunciaba el agricultor.

            No obstante, en no tan largo plazo, el problema llega al resto de la sociedad, porque dependemos los unos de los otros y la actividad económico-laboral del primer sector es esencial, porque además de dar de comer a la ciudadanía, protegen el planeta. No hay que olvidar que son profesionales del campo, es decir: la naturaleza, el medio ambiente, es su lugar de trabajo y, por ello, el agro es el primer interesado en mantenerlo cuidado y en equilibrio.

            Es más, entre las reivindicaciones que estos días se han dado por todo el continente, en todos los países se encuentra la de contar con el sector a la hora de crear políticas medioambientales, ya que es precisamente el agro el que conoce el entorno, lo trabaja y mantiene. “Al final, esto no hace sino caldear el ambiente de estos días, que ya está bastante caldeado y no va a acompañar nada a que esto se calme; e insisto: hay que instar al gobierno central a que haga un plan hidrológico nacional, serio, potente, capaz de enfrentar todo esto”, sentenciaba el presidente de UAGN.