El presidente Putin, ha anunciado que como respuesta a la Unión Europea por la extensión de 6 meses de sanciones económicas a cuenta de la crisis separatista en Ucrania, amplía el veto de importación que afecta a productos ganaderos y hortofrutícolas comunitarios hasta el 31 de diciembre de 2020.

La primera vez que Rusia impuso este embargo alimentario, que va prolongando anualmente, fue en agosto de 2014 con el objetivo de “proteger la seguridad de la Federación Rusa”. Esta acción que limitaba el mercado de productos agro-ganaderos y perjudicaba a países eminentemente exportadores como España, ha distorsionado la política agraria comunitaria Y creó una grave amenaza de perturbaciones del mercado provocadas por las importantes caídas de precios debido a la desaparición de un importante mercado de exportación.

Estas perturbaciones del mercado revisten especial importancia para el sector de las frutas y hortalizas habida cuenta de las grandes cantidades de productos perecederos que se solían exportar a Rusia. De tal modo que ha resultado difícil reorientar la totalidad de la producción hacia otros destinos. Por este motivo la UE activó unas ayudas destinadas a frutas y hortalizas con medidas como las retiradas de productos, de cosecha en verde y de no cosecha que han dispuesto grandes cantidades de frutas y hortalizas sujetas a restitución. España ha sido una de las principales beneficiadas de estas ayudas, con una última asignación de 100.000 Tn pero el sector hortofrutícola lamenta el proteccionismo imperante y las tensiones geopolíticas que perjudican gravemente al sector.