Nueva etapa para BIOFERT
18/11/2025
Factura electrónica y VeriFactu: ¿qué implican para el sector agrario navarro?
19/11/2025
Nueva etapa para BIOFERT
18/11/2025
Factura electrónica y VeriFactu: ¿qué implican para el sector agrario navarro?
19/11/2025

Juan Eraso, el guardián del lúpulo navarro

Olite, tierra de vinos… y cerveza.

En Olite, entre viñedos y campos que dibujan el paisaje agrícola navarro, crece un cultivo tan singular como exigente: el lúpulo. Una rareza botánica no sólo en la zona, sino en toda Navarra, ya que se trata de la única plantación de este tipo en toda la Comunidad Foral. Al frente de este proyecto pionero, Juan Eraso Zabalegui, ingeniero agrónomo y joven agricultor, que ha asumido el reto -y el legado- de mantener vivas las únicas parcelas con este cultivo, que combina relevo generacional, emprendimiento joven, innovación, diversificación y una profunda apuesta por el producto local.

         Eraso, natural de Pamplona, siempre mantuvo una conexión con el mundo rural, a través de su abuelo, que se dedicaba a la agricultura. “Me he criado entre Obanos y Legarda… y entre olivos y viña de la pequeña plantación familiar, en la que me ha tocado trabajar más de una vez”, admite; una vinculación con el campo, que lo llevó a formarse como ingeniero agrónomo, buscando una carrera que le permitiera "dar solución a problemas" en el sector.

Un encuentro que cambió su trayectoria
         Tras completar la carrera, el destino le llevó hacia un cultivo poco habitual en Navarra. Juan accedió a una beca de tecnólogos ofrecida por el Gobierno de Navarra. Fue entonces cuando conoció a Pedro, un agricultor pionero que estaba iniciando un proyecto novedoso: la introducción del lúpulo y la lavanda en Navarra. “Era una persona muy innovadora, siempre buscando soluciones y nuevos cultivos. Todo lo que sé de lúpulo lo aprendí de él”, recuerda Eraso con admiración.

Juan Eraso, agricultor, entre sus cultivos de lúpulo en Olite.

El tractor de Eraso, entre las trepaderas, para comenzar la recolección.

         Trabajaron codo con codo hasta que, de forma inesperada, Pedro falleció. La plantación quedaba huérfana, pero también llena de posibilidades. “Sentí que debía continuar su legado, seguir con un cultivo que me gusta y no dejar de lado todo lo aprendido”, cuenta Juan. “Ser la única empresa agraria de este tipo en Navarra conlleva un reto añadido: la soledad. A diferencia de grandes zonas productoras como León, el acceso a información y el intercambio de experiencias son más complicados”, continúa. Sin embargo, el de Pamplona ha aprendido a ‘afrontar las dificultades’ como parte del camino.

Joven agricultor: claridad y acompañamiento
         Su instalación como joven agricultor fue un proceso que afrontó con determinación. Tenía claros los pasos que quería dar y no estuvo solo: ahí entró en juego UAGN, de la que forma parte como afiliado. “Me guiaron en todo el proceso, resolvieron dudas y me ayudaron a hacer las cosas correctamente. Tener profesionales detrás te da seguridad y te evita problemas futuros”, expresa.

         Aunque su formación como ingeniero y su capacidad para analizar los problemas desde una visión global fueron también esenciales para transitar esos primeros pasos con solvencia.

Agricultura 4.0: cuerdas, Sensores y Riego Optimizado
         Hoy, Juan gestiona 8,5 hectáreas en las que cultiva ocho variedades de lúpulo. Tras años de prueba, error y paciencia —“cambiar de variedad es lento y requiere tiempo para estabilizar producciones”, comenta—, ha logrado encontrar las que mejor se adaptan al mercado y al microclima de la zona. Eso sí, el calendario de trabajo es intenso: poda en marzo-abril, colocación de cuerdas, guiado manual planta por planta, control fitosanitario, abonado, riego con sensores de humedad, cosecha en septiembre, secado y, finalmente, el peletizado que demandan las cerveceras.

         El lúpulo, una trepadora de gran altura, exige una dedicación constante. “Es un cultivo muy exigente: son plantas de seis metros, y verlas llegar arriba es una satisfacción enorme”, explica Eraso. Es aquí donde la formación y la innovación de Juan marcan la diferencia. "Trabajamos con sensores de humedad en el suelo para optimizar abonos y agua de riego", expone. Además, ha incorporado el uso de "nuevos abonos foliares y productos más naturales" para mantener la calidad y sanidad de la planta.

Eraso, en plena cosecha del lúpulo, en septiembre de 2025.

Agroturismo: poniendo en Valor el Producto Local
         Un trabajo que merece ser expuesto… y, de hecho, inspirado por las visitas a bodegas y viñedos, el agricultor ha comenzado a desarrollar un proyecto de agroturismo especializado en lúpulo, una iniciativa única en la comunidad. "Queremos dar a conocer esta materia prima que producimos y que la gente entienda qué es el lúpulo, de dónde viene, porque mucha gente no lo conoce", afirma.

         La oferta incluirá visitas guiadas y distintos packs, combinando el recorrido por el campo con catas de cervezas que permiten ver la evolución del lúpulo: en planta, en pellet y, finalmente, expresado en la bebida. Incluso que las propias cerveceras visiten la plantación con clientes. Su objetivo es sencillo y ambicioso a la vez: que la gente descubra qué es el lúpulo y todo el trabajo que hay detrás de una cerveza; y vender el lúpulo a cerveceras de cercanía y que la persona consumidora final entienda el valor del origen navarro.

Retos y futuro: mantener la calidad y dignificar el sector
         El mayor reto que ve para el sector es, precisamente, conseguir que las cerveceras apuesten firmemente por el producto local, valorándolo en toda la línea de producción y haciéndole sentir al consumidor que el lúpulo de aquí tiene un valor añadido.

         El camino no ha sido fácil. Los primeros pasos, el desconocimiento inicial del cultivo, la pérdida de Pedro y la responsabilidad de continuar solo han marcado profundamente su recorrido. Pero también lo han fortalecido. Lo más gratificante: “Ver toda la evolución, lograr un cultivo sano, conseguir clientes, vender el lúpulo, cerrar el ciclo completo desde el campo hasta la cerveza”. Y, sobre todo, honrar el trabajo que comenzó junto a Pedro. “Hicimos algo bonito y grande. Yo solo intento continuar su legado”.

         Finalmente, Juan lanza un mensaje a otros jóvenes emprendedores: "Es complicado, pero si tienes las ideas claras y trabajas duro, es gratificante". La visión de Pedro y Juan continúan floreciendo en Olite, demostrando el valor y el futuro de la agricultura navarra.

Juan Eraso llega al secadero con el lúpulo recogido.