El Parlamento Europeo, tras escuchar las opiniones de diversos representantes del sector apícola comunitario, está elaborando un informe documentado sobre este sector.

            No sólo problemas sanitarios, la varroasis y la avispa asiática preocupan al sector sino también cuestiones como el etiquetado en origen y la lucha contra el fraude se consideran claves para garantizar la supervivencia del sector apícola de la Unión Europea. La comercialización de la miel en los mercados mundiales, un tema en el que deben llevarse a cabo avances legislativos, sobre todo en el tema del etiquetado, la trazabilidad y los controles.

            La Unión Europea es el segundo productor mundial de miel :unas 200.000 toneladas al año, producidas por 17 millones de colmenas que gestionan 600.000 apicultores, de los que solo un 5% son apicultores profesionales. A pesar de ello, la Unión europea es el primer importador mundial de miel y su principal abastecedor es China.

            En 2015 la UE importó unas 200.000 toneladas, de las que en torno a la mitad procedían de China. Las exportaciones comunitarias apenas llegaron a 20.000 toneladas.

            La principal protesta de los apicultores comunitarios se sustenta en la falta de un etiquetado claro que indique el origen de la miel y por los fraudes, sobre todo en el producto procedente de China. La indicación del origen es una demanda antigua de la Comisión Europea que siempre se ha rechazado pues ello implicaría una subida del precio de la miel.

            Lo fondos comunitarios disponibles para programas apícolas en el periodo 2017-2019 ascienden a 36 millones de euros anuales, aunque se considera una cifra modesta para afrontar estas iniciativas de control.