La Unión Europea es claramente deficitaria en proteínas vegetales, apenas es capaz de atender el 35% de la demanda. Estas proteínas, son destinadas principalmente a alimentación ganadera, debiendo ser importadas de zonas altamente productoras como EEUU y América del Sur. Decisiones incomprensibles de la UE como la prohibición de uso de fitosanitarios en cultivos fijadores de nitrógeno ( SIE ) suponen un obstáculo.

La aparición de nuevos mercados, como el Chino , con gran demanda de proteína , está haciendo que Europa pierda peso en las negociaciones, con menor influencia en los países que dominan la oferta y cada vez más débil ante las presiones de EEUU con los aranceles de comercio.

La UE desde 2013 , ha experimentado un fuerte aumento de la superficie destinada a la producción de materias primas ricas en proteínas, como consecuencia de los incentivos establecidos en la PAC, particularmente las ayudas asociadas y las medidas Greening que han apoyado el crecimiento de Superficies de Interés Ecológio ( SIE ) como proteaginosas, oleginosas y leguminosas. En 2015, los cultivos fijadores de nitrógeno representaron el 37,4% de las SIE en la UE ( aprox 3 mill de Ha ). Sin embargo este crecimiento que repercute positivamente en el autoabastecimiento de la Unión Europea y en la calidad y preservación de los suelos por la capacidad de aumentar su fertilidad y reducir el uso de químicos para el abonado, ha sido seriamente deteriorado por la restricción en el uso de fitosanitarios en los cultivos fijadores de nitrógeno computados como superficies de interés ecológico. Una decisión errónea que UAGN ya denunció públicamente.

Perspectivas de mercado
Todo indica que el mercado aumentará la demanda de proteína vegetal en el periodo 2020-2030, como consecuencia del aumento de la cabaña ganadera y de los productos lácteos en todo el planeta.

Este aumento que podría beneficiar a la agricultura europea, puede ser seriamente amenazado por la ausencia de facilidades al agricultor; la prohibición de uso de productos fitosanitarios es un contratiempo importante , limitante en muchas zonas. La producción ecológica no alcanza los valores de producción ni la superficie necesaria en la UE , por lo que no son en este momento alternativa viable para atender la demanda futura y así mismo la mejora genética y la bio ingeniería en nuestro país y en Europa tiene años de retraso que impide la entrada de material vegetal más resistente a plagas y enfermedades a través del uso racional de los Organismos genéticamente modificados.

Mientras la sociedad solicita al sector agrario, producciones más sostenibles y respetuosas con el medio, sus legisladores recortan herramientas al sector para producir de forma más sostenible y eficiente en una clara contradicción, olvidando el papel de los cultivos fijadores de nitrógeno como fertilizantes naturales del suelo, base de alimentación para las abejas ( alfalfas y colza son plantas melíferas p.e.) y precursores de mejores producciones de los cultivos en los sistemas de rotación.

Retos de los próximos años
La soja es la dominante y referencia de precios en el mercado mundial de proteína vegetal, procedente de países terceros como OGM e importada por todos los países de la UE. Por tanto la competencia es desigual respecto a la de origen Europeo, menos productiva y con menos margen económico.
Se hace fundamental en este contexto de mercado trabajar en la mejora de la autonomía y productividad a nivel de local de los cultivos forrajeros, de las praderas naturales y de los proteaginosos, incentivando al agricultor y ganadero en sus cultivos ( ayudas asociadas y ventajas en medidas de desarrollo rural ) y apoyándole en su desarrollo con un asesoramiento específico, integral y propio desde el sector agrario, que la propia reforma de la PAC establece como bandera de la gestión sostenible de la agricultura comunitaria.

La investigación en este sentido es esencial , la selección de nuevas y mejores semillas y la adaptación del marco normativo europeo para evitar situaciones de bloqueo con los programas de obtención serán las herramientas que la nueva PAC debe impulsar, junto con el fomento de las inversiones en nuevas tecnologías y manejos.

Sin duda, de forma simultánea a una flexibilización del uso de fitosanitarios en superficies de interés ecológico que permitan al agricultor atender las necesidades del cultivo y ser más productivos y sostenibles.