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La UE presenta las futuras líneas de la PAC

UAGN felicita el ajuste de enfoque de la Comisión Europea, en el que se reconoce al agro como personas empresarias, innovadoras y generadoras de empleo así como el papel crucial de esta actividad y sus vulnerabilidades en el contexto geopolítico actual. Aunque destaca que no se trata un tema esencial sobre el que se asienta todo: el presupuesto.

La Unión Europea emitía ayer un comunicado clave (disponible aquí): las ambiciones y propuestas de la próxima PAC, que pretende alinearse con la realidad del campo. Lo hacía mediante un documento basado en estudios detallados, que propone una ambiciosa batería de futuras líneas de trabajo y sitúa a la ganadería y la agricultura como un pilar en la Comunidad Europea; que, sin embargo, dejaba de lado la base económica que lo sustentará.

          “Hay un claro cambio en la visión de nuestra actividad, al reconocerla como un eje estratégico en la soberanía europea”, aplaude Félix Bariáin, agricultor de Eslava y presidente de UAGN. “Es el resultado de reivindicaciones y duras negociaciones. Ahora reconocen el papel que desempeña el agro al abordar los desafíos climáticos, proteger el medioambiente, apoyar la bioeconomía y contribuir a la sociedad. Están poniendo las cosas en su lugar, y lo explican minuciosamente destacando los ingresos agrícolas, la competitividad, la innovación, la cooperación y el relevo generacional. La importancia de que continue la profesión y la relevancia de la voluntad política y la simplificación para posibilitarlo”.

          Bariáin, además, subraya la relevancia de “una mayor alineación de las normas de producción para los productos importados, especialmente en relación con los fitosanitarios y el bienestar animal”. Sobre esto, comenta en que “debe basarse en evaluaciones de impacto detalladas y exhaustivas que tendrían que publicarse antes de cualquier decisión comercial significativa. Se establece el principio de «no prohibir sin alternativas viables» para los productos fitosanitarios, así como la necesidad de un enfoque renovado hacia el sector ganadero”.

          Al hilo de las importaciones de terceros, el de Eslava se pronuncia cortante: “La implementación de las cláusulas espejo debe considerarse como una obligación por parte de la Comisión Europea para reducir la sobre regulación, especialmente cuando nuestra normativa no es aplicable a terceros países. Un ejemplo claro es el Mercosur y la propuesta de modernización de la Directiva de Transporte Animal”.

Presupuesto, un tema a abordar
          Eso sí, resalta el hecho de que se elude el debate de la cuantía destinada a la PAC. “Sin una base económica clara, todo queda en el aire, en promesas infundadas, en pura retórica. Lo digo porque el documento no aborda una cuestión crucial: el presupuesto futuro de la Política Agraria Común. Tampoco se habla de los recursos necesarios para financiar este paquete de medidas”, critica tajante presidente de UAGN. “Se omite la financiación de la PAC en el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP). La complementariedad entre el FEAGA, que proporciona apoyo, y el FEADER, que facilita medidas e inversiones plurianuales, es esencial para el sector y debe mantenerse”, afirma Bariáin.

          “La PAC debe apoyar a los agricultores activos, independientemente de su tamaño, y contar con un mayor presupuesto en el MFP posterior a 2027, incluyendo correcciones automáticas por inflación y las crecientes responsabilidades que recaen sobre la agricultura. Es necesario reconstruir la confianza con acciones concretas y coherencia en todas estas propuestas. La visión es un avance, pero los elementos clave necesarios para hacerla realidad siguen sin definirse”, sentencia.

          “Celebramos que la futura PAC mantendrá las ayudas directas, destinándolas en mayor medida a las personas agricultoras que contribuyan activamente a la seguridad alimentaria, la viabilidad económica de las explotaciones y la conservación del medio ambiente; y que el apoyo se centrará en quienes más lo necesiten, como el agro joven, el ubicado en zonas con dificultades naturales, nuevos agricultores y explotaciones mixtas”, apunta. “No obstante, nuestra posición es claramente en contra del empecinamiento en los pagos degresivos y el establecimiento de límites a las ayudas por explotación, ya que tendrán efectos negativos significativos”.

          “Precisamente, la degresividad de los pagos y el capping penalizan injustamente a las explotaciones más eficientes, que suelen ser las que generan mayor empleo, invierten en innovación y contribuyen de manera más significativa a la seguridad alimentaria”, sigue. Estas explotaciones, al enfrentarse a una reducción de ingresos por ayudas, podrían ver comprometida su viabilidad económica, lo que afectaría no solo a su capacidad de producción, sino también al empleo rural y a la sostenibilidad de las cadenas de suministro. Además, estas medidas no tienen en cuenta las diferencias estructurales entre países y regiones, lo que podría generar desigualdades y desincentivar la modernización y el crecimiento de las explotaciones agrícolas”, detalla.