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UAGN exige al Departamento de Desarrollo Rural que actúe de forma decidida en el control de la fauna cinegética

Como ya informamos el 17 de abril, UAGN trasladó a la Dirección General de Medio Ambiente una serie de propuestas para actuar en el control de la fauna cinegética, durante el Estado de Alarma. Sin embargo, la Administración ha establecido unos criterios que no resuelven la problemática. UAGN exige a la Dirección General de Medio Ambiente recuperar las actividades de caza previas a la crisis de la covid-19.

Desde UAGN queremos reconocer la receptividad de la nueva dirección General de Medio Ambiente en este periodo, pero creemos que ante la crisis de la covid-19 no se está actuando con la decisión y agilidad debida para afrontar este problema. El permiso a la policía Foral a que actúe como cazadores, en el control de la fauna cinegética o la reciente autorización para que el agricultor con licencia de caza puede ejercer el control cinegético en sus parcelas son insuficientes porque muchos agricultores no disponen de licencia. Lo que se necesita para un control efectivo de la población es una presión constante y eficaz en el conjunto del territorio afectado. No olvidemos que el animal se mueve y busca el territorio más seguro”, explica David Navarro.

UAGN exige a la Dirección General de Medio Ambiente recuperar las actividades de caza previas a la crisis de la covid-19, garantizando la movilidad de las personas, incorporando las medidas de aislamiento y distancia social que indican las autoridades sanitarias y todas aquellas medidas de higiene y salud que existen en distintos protocolos ya en marcha por el propio Departamento de Desarrollo Rural. Otras propuestas de UAGN para favorecer medidas de higiene son la espera en el jabalí, la caza nocturna de conejos o la caza con hurón.

El objetivo es facilitar alternativas para realizar una actividad cinegética adaptada a las circunstancias, para preservar, en lo posible, la continuidad de una actividad declarada como esencial.

En otras comunidades autónomas como Aragón, permiten las técnicas de caza previas a la crisis de la covid-19 en aquellos municipios donde se declara por parte de los Ayuntamientos la gravedad de la situación, ejecutadas por cualquier cazador habilitado. Castilla La Mancha permite el control cinegético de las fincas de cultivo por cualquier persona autorizada por el agricultor con el debido permiso del titular del coto o directamente Extremadura autoriza con carácter excepcional, mientras se mantenga la vigencia del estado de alarma, la realización de las actividades cinegéticas siempre que dichas acciones estén destinadas a evitar daños a las producciones agrícolas y ganaderas. Estos ejemplos muestran el camino a seguir.

Todas estas administraciones están siendo sensibles a un grave problema que pone en peligro la actividad agraria y al que han decido buscar la fórmula adecuada, amparadas por una recomendación del 14 de abril del Ministerio de Agricultura para mantener el control de jabalíes y conejos, para prevenir los daños en explotaciones agrarias y evitar la propagación de enfermedades animales, adoptando las medidas necesarias de ámbito sanitario para compatibilizar el Estado de Alarma con el debido servicio de control cinegético para garantizar el suministro de alimentos a la sociedad.

Una situación que UAGN lleva denunciando constantemente

El incremento de la fauna cinegética y los daños que provoca en los cultivos e infraestructuras no es algo nuevo. Tal y como denunciaba UAGN hace apenas 6 meses, la presencia descontrolada de conejos y jabalíes, principalmente, en muchas zonas agrícolas de Navarra, está llevando a pérdidas a las explotaciones. Las medidas que ha establecido la Administración hasta la fecha no han resuelto este grave problema.

Los datos son elocuentes, en el informe que publicaba UAGN en diciembre de 2019, se cuantificaban casi 1.000 hectáreas peritadas por daño cinegético con una pérdida económica valorada en más de 1.200.000 euros anuales. Sin embargo, según explica David Navarro, vocal de la sección de Jóvenes de UAGN y agricultor tudelano afectado “se trata de un importe que se queda corto para calcular el daño global al sector, ya que se debe añadir el 20 % de la franquicia que debe asumir el agricultor; los daños producidos en parcelas no aseguradas o que no se declaran por no llegar al mínimo estimado a la franquicia del 20 % o aquellos que el seguro ya no les da cobertura por tener siniestros durante 4 años. Por lo tanto, esa cifra se queda muy corta para, el daño a la agricultura es insoportable en un sector acuciado por numerosos y diversos problemas”.

Los daños a la agricultura aparecen cuanto el Índice Kilométrico de Abundancia (IKA) es superior a 4. (IKA: Es dato que se obtiene a través de un muestreo que refleja la abundancia de una especie)

El problema se incrementa en la zona de la Ribera de Navarra, margen derecha del Ebro, donde llevamos por encima de esa cifra desde el año 2004, incluso ha habido años en los que se ha superado el 20. “La evolución de la presencia del conejo en Navarra es alarmante, hemos pasado de capturas de menos de 25.000 ejemplares en 1995, a 165.000, en 2018, un 80 % más. Por otro lado, el jabalí además de provocar daños en nuestras fincas y ganaderías supone un peligro para la salud y seguridad de las personas. En 2015, hubo 188 accidentes causados por jabalí y en 2018 se alcanzan los 479 accidentes. Supone un incremento de la siniestralidad del 150 % en sólo 4 años” manifiesta David Navarro.

Por tanto, UAGN exige a la Administración Foral de Navarra y al Departamento de Desarrollo Rural que actúe de forma clara, directa y ágil en la preservación de una actividad esencial como es la agricultura, un objetivo que debe ser meridianamente claro para nuestros responsables públicos.