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El próximo 28 de febrero finaliza el plazo sobre la consulta abierta por el Ministerio de Agricultura relativa a la indicación obligatoria del origen de la leche y los productos lácteos.

La normativa comunitaria recoge esa indicación como una opción voluntaria, pero varios Estados como Francia e Italia, la han establecido como obligatoria.

UAGN considera que no indicar en el etiquetado el origen nuestra producción de leche pierde competitividad, por lo que no era necesario someterlo a información pública.

Si el Ministerio decide finalmente publicar un Real Decreto relativo al etiquetado obligatorio del origen de la leche –no hacerlo sería un error, y mucho más con Francia al otro lado de los Pirineos…- que ya lo decretó con el visto bueno de la Comisión Europea y entró en vigor el 1 de enero de 2017.

La medida se aplicaría a la leche de todas las especies y a todos los tipos de leche (UHT, pasterizada, condensada, en polvo…etc.) y productos lácteos (queso, mantequilla, nata, yogur… etc.) que se comercialicen envasados y destinados al consumidor final. Quedarían excluidos los productos con DOP o IGP, que se rigen por su propio pliego de condiciones.

En la etiqueta se indicaría el país de ordeño y el de transformación y envasado. En caso de que las tres etapas se hicieran en el mismo país se podría explicitar país de origen. Dicha exigencia se aprobaría con carácter experimental durante un periodo de dos años desde su entrada en vigor.

En Francia, el tema más espinoso fue decidir cuál sería el porcentaje de leche o producto lácteo que tiene que contener un producto para indicarlo en su etiqueta. Tras el Decreto, se estableció posteriormente que debiera contener, como mínimo, un 50% de leche usada como ingrediente.

UAGN considera que el Ministerio no puede demorar por más tiempo etiquetado obligatorio con la indicación del origen de la leche, no sólo por las razones expuestas, sino porque es un derecho del consumidor conocer el origen de la leche que compra.