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La instalación de jóvenes agricultores en el sector agrario contribuye al relevo generacional necesario para el sector, así como a la fijación de población en las zonas rurales. No todos se alejan del campo, esta semana entrevistamos a tres jóvenes de la Ribera de Navarra con diferentes inquietudes pero un objetivo común, convertirse en profesionales agrarios. Los protagonistas son Cristian Martínez, Alberto Magaña y Enrique Sevilla, jóvenes que se han instalado en los últimos años en el sector agrario.

Cristian Martínez, agricultor de Tudela de 28 años, que acaba de estrenarse como padre de un niño llamado Lucas, estudió un grado superior de FP de delineación. “Desde los 16 años llevo trabajando en el campo durante los veranos, pero desde hace 7 u 8 años, me dedico a tiempo completo”. Cuando terminó los estudios en 2008, como consecuencia de la crisis tuvo dificultad para encontrar trabajo de lo que había estudiado por lo que comenzó a trabajar en el campo. “Nuestra explotación había cambiado mucho, ya que en aquel entonces dejamos tanto los árboles frutales porque no aportaban rentabilidad, como de contratar trabajadores, y esta transformación ha sido drástica en nuestra explotación”.

Cristian explica que está muy contento con su profesión “cada mañana me levanto muy satisfecho de lo que hago. Pasa el tiempo volando y disfruto muchísimo con lo que hago. Es un sector muy gratificante y agradecido. Toda mi familia ha tenido relación con el mundo agrario y yo lo he vivido desde pequeño”. Cristian trabaja en una sociedad cooperativa familiar vinculada a Grupo AN e integrada por seis familiares. La sociedad cuenta con 250 has de regadío (guisantes y habas para congelados) y 500 de secano (cereal). “Trabajo con mi padre, mi hermano, dos tíos y un primo; y aunque es complicado llegar a conclusiones entre los seis socios, es mucho más gratificante porque se aportan distintos puntos de vista y surgen ideas nuevas”.

Alberto Magaña, agricultor de Murchante de 22 años, gestiona junto a su padre 60 has de viña, fincas de olivo arrendadas, así como 20 has de olivo ecológico que quiere plantar en breve, entre Murchante y Ablitas. “Mi padre creó una pequeña empresa de servicios con todo tipo de maquinaria para trabajar a terceros, contratamos mano de obra según la temporada para labores de poda, tratamiento, etc. Y yo estoy aprendiendo para suceder a mi padre cuando se jubile”. Alberto cuenta que aunque todos los veranos iba a trabajar al campo, lleva dos años trabajando a tiempo completo y uno como joven agricultor. “Me gusta mucho lo que hago y quiero trabajar una agricultura diferente, tengo 20 has en barbecho y voy a plantar olivo en ecológico porque creo que es el futuro”.

Cristian tiene una opinión diferente “nosotros creemos más en la agricultura razonada o inteligente que en la ecológica porque en grandes extensiones no creo que seamos capaces de obtener la rentabilidad que necesitamos, nuestras tierras se producen con sistema comunal y tenemos que pagar al Ayuntamiento”. Por su parte, Enrique Sevilla, agricultor de Ribaforada de 27 años, también apuesta por la producción ecológica “creo que es el futuro, y aunque que es más difícil de cultivar, considero que con explotaciones más pequeñas puedes obtener el mismo rendimiento que estamos teniendo ahora con una más grande, es uno de los caminos que vamos a tener que tomar de forma obligatoria”. Gestiona junto a su padre 45 has de pimiento, brócoli, coliflor y alcachofa. “Mi padre creó esta vinculación que tengo con el campo. Aunque me traía al campo cuando suspendía en el colegio, él me convenció para presentarme en la convocatoria como joven agricultor y llevo algo más de un año trabajando. Para mi es una motivación ver que tienes tu propio negocio y hoy en día no me vería en una empresa trabajando. Todo lo que tengo es gracias a mi padre y siento mucha admiración por él”, explica orgulloso.

Aunque para Enrique al principio no era una opción ser agricultor ahora con la experiencia que tiene afirma que “la agricultura está infravalorada, ser agricultor es más difícil que lo que parece, yo ahora mismo no sería capaz de gestionar la explotación por mi mismo si no estuviera mi padre”. La empresa de su padre, Pepe Sevilla, cerró en 2013 y no se lo pensó dos veces en instalarse como agricultor con 50 años, utilizando la indemnización que había obtenido. “Yo trabajaba en una fabrica de productos químicos y con la crisis cerró la empresa”.

Los tres jóvenes coinciden en que “para nuestros padres es muy importante saber que todo lo que han creado ellos, nosotros lo vamos a mantener. Dejar tu negocio en manos de tus hijos es un orgullo para ellos. Además poder vivir de algo que te gusta es impagable, nos consideramos unos privilegiados, ser nuestros propios jefes”, explican. “Aunque es difícil trabajar con la familia, si lo sabes llevar con respeto es muy gratificante. Tenemos distintas opiniones, el choque de generaciones pero la experiencia de nuestros padres es clave para nosotros”, afirma Cristian.

Innovación y nuevos perfiles en el sector
La innovación y el acceso a las nuevas tecnologías son esenciales para garantizar el relevo generacional. De hecho, hace unos meses, la consejera de Desarrollo Rural, Isabel Elizalde, resaltó la apuesta del Gobierno de Navarra por la innovación en el sector agrario. Los tres jóvenes coinciden en que la innovación ayuda al sector a ser más productivo, pero siempre partiendo de la rentabilidad de las explotaciones. Cristian cree que “la investigación es prioritaria pero es muy complicada en nuestro sector porque estás sujeto a la rentabilidad, si no hay rentabilidad no se puede innovar”. Pero los tres coinciden en que es un sector que ha cambiado mucho, “mi abuelo labraba con mulas y ahora estamos labrando con gps en los tractores, el cambio que ha habido en una sola generación es brutal”, explica Alberto. “No sé hasta donde vamos a llegar pero no creo que cambie tanto como ha cambiado en este tiempo. Nosotros compramos nuestro primer gps hace tres años como algo extraordinario y ahora llevamos en los 4 tractores y en la cosechadora”, comenta Cristian.

Enrique considera que en Ribaforada “estamos un paso por detrás que en otras localidades en el campo. Ahora estamos en un proceso de cambio porque vamos a instalar la concentración parcelaria y para nosotros va a ser una transformación muy drástica. Por tanto, cuando tengamos instalada la concentración llegará la innovación a nuestras explotaciones con sistemas de riego, máquinas más grandes, ahora estamos muy limitados. Malgastamos más dinero en abonos, nitratos, incluso gasoil, no tiene nada que ver tener una finca grande que 60 parcelas distribuidas en 20 kilómetros”, termina.
En cuanto al uso de tecnología en el sector, Cristian comenta que “para nosotros la tecnología es intuitiva, tecleo en los botones del tractor y llego a donde quiero llegar, si a esto le sumas la experiencia de nuestros mayores, da una muy buena combinación, porque de nada sirve tener tecnología si a la hora de ejecutarla no tenemos conocimientos. El objetivo de la tecnología es hacer más eficientes las labores agrícolas, pero las propias labores no cambian, siguen siendo las mismas que nos enseñan nuestros familiares. Realmente la tecnología nos ha ayudado a ganar en calidad de vida”.

Sector agrario como sector estratégico
Los tres jóvenes creen que la incorporación en este sector es muy complicada si no lo has vivido desde pequeño. Por lo que consideran que este es el gran obstáculo al que se enfrenta el relevo generacional. Enrique explica que “Algunos amigos trabajan en fábricas y cobran entre 1.500 y 2.000 euros al mes de lunes a viernes y se despreocupan; yo pienso que aunque prefiero ser emprendedor es muy complicado porque además de que nos enfrentamos a grandes inversiones que nos dan muchos quebraderos de cabeza el trabajo que tenemos es muy sacrificado pero también es verdad que es muy gratificante y compensa”.

Por su parte Pepe, padre de Enrique, cree que en Tudela, “siendo una zona tan agrícola, debería de haber algún módulo o grado sobre agricultura para formar a estos chavales, porque aprenden de forma autodidacta”. Enrique explica que el sector agrario está minusvalorado “los precios de las verduras están por los suelos cuando la comida es algo esencial en la vida de las personas. El Gobierno de Navarra debería de plantearlo de otra manera, no se explota todo lo que debería de explotar, deberíamos de darle más valor a lo que producimos”.

Programa de Desarrollo Rural
El PDR de Navarra 2014-2020 plantea ayudas a la instalación de jóvenes agricultores, el Gobierno de Navarra considera que estas medidas son básicas para el desarrollo del sector agrario. Pero en este sentido hay experiencias bien distintas. Cristian no está de acuerdo con el planteamiento de la convocatoria de incorporación de jóvenes en el sector. “Mi hermano, mi primo y yo nos presentamos a la convocatoria del 2015 y posteriormente a la del 2016 y nos denegaron las dos. Son ayudas que se puntúan a través de concurrencia competitiva y no estoy conforme con el criterio que se utiliza. El objetivo de esta ayuda es conseguir un relevo generacional y no se está cumpliendo. Creo que la ayuda debería centrarse en incorporar a jóvenes agricultores y no darle tanta importancia a los cultivos en ecológico, por ejemplo. El problema fue que durante dos o tres años no se publicó ninguna ayuda para jóvenes que nos queríamos instalar y estábamos todos los jóvenes esperando y en el momento en que se publicaron en 2015, había muchísimos más jóvenes que presupuesto; y a partir del tercer año ya se ha nivelado. Creo que hay otras alternativas y si se quiere potenciar un tipo de agricultura, se puede potenciar abriendo dos partidas distintas, como se hace en la PAC, un pago básico que sea una ayuda por incorporarse y un complemento a los agricultores que produzcan en ecológico, denominación de origen o producción integrada por ejemplo. Me causa dolor que se penalice la agricultura convencional frente a la ecológica, porque está denostando nuestro trabajo, yo tengo mis registros sanitarios, los cuadernos de campo, tengo todo en regla y eso a ojos del gobierno ¿no tiene un valor?”, denuncia Cristian.

La opinión de Alberto Magaña, que se presentó a la convocatoria de ayudas de 2017, es algo distinta. “Yo creo que está bien, aunque crítico algunos temas como primar a las zonas desfavorecidas”, punto con el que coincide con Cristian. No entienden por qué tiene más puntuación un agricultor o ganadero de otras zonas que de la ribera, si al fin y al cabo son agricultores o ganaderos, explican que “es otra discriminación más”. Además Cristian considera que “podrían haber ampliado los plazos para poder presentarte a más convocatorias, sólo nos dan dos oportunidades y como al principio hubo un embudo, para los que nos presentamos en esa primera convocatoria no tuvimos más oportunidades”. Y Alberto comenta que “de un año a otro a penas puedes mejorar muchos requisitos de los que solicitan”.

Enrique Sevilla se presentó a las ayudas de primera instalación en 2016 y se la concedieron en 2017. “Creo que la ayuda está bien pero es difícil la gestión administrativa, si no estuviera mi padre hubiera tenido que contratar una persona, porque yo no tengo conocimiento para poder hacerlo y creo que deberían de poner más facilidades para poder acceder. Y en cuanto a los requisitos que hay que cumplir una vez instalado con demasiado complicados. Una gran parte de los 37.000 euros de subvención va destinada a cubrir los gastos de las exigencias que requiere la convocatoria. Pero sin la ayuda hubiera sido imposible poder instalarme. Creo que deberían de poner más facilidades para poder acceder”.

Relevo generacional
La falta de garantía de relevo generacional es una de las consecuencias de los cambios estructurales que están teniendo lugar en la sociedad y economía navarra y que preocupan al sector tanto en organizaciones como en cooperativas. Crisitian pertenece a la Junta Directiva del Servicio de Prevención Mancomunado Agrario de UAGN y explica que “antes de entrar en una junta no sabes ni cuál va a ser tu responsabilidad, ni tus funciones, sientes respeto ante lo desconocido y por tanto te surgen inseguridades, por eso creo que estarían bien hacer simulacros de lo que significa estar en una junta, por ejemplo. Yo llevo muy pocos meses en la junta y todavía estoy asentándome en el funcionamiento de las organizaciones”. Cristian, desde su breve experiencia cree que es vital “la implicación de los jóvenes pero a veces también es desconocida. Algún día nos tocara tomar relevos a nosotros y creo que cuanto antes mejor para aprender lo máximo posible de los que nos preceden”.

Enrique es miembro de la cooperativa agrícola San Blas, vinculada a Grupo AN y explica que “es importante pertenecer a una cooperativa porque te aseguras la venta del producto pero además creo que es primordial que en la cooperativa vayamos incorporándonos los jóvenes a las juntas para aportar nuevas ideas para por ejemplo introducir cultivos en ecológico, buscar nuevos clientes… ”. Por su parte Alberto Magaña quiere entrar en la cooperativa Almazara del Ebro, asociada a Grupo AN. Cristian cree que ser cooperativista es imprescindible. “es importante la rentabilidad y tranquilad que te da y el relevo generacional es clave”.

Servicios de UAGN
Los tres jóvenes contratan los servicios a UAGN, asesoramiento laboral, fiscal, legal, solicitudes de ayudas, prevención… y coinciden en que “los servicios cumplen nuestras expectativas y cubren nuestras necesidades, los técnicos son muy cercanos y profesionales”. Cristian explica la importancia de contratar un servicio de prevención mancomunado “es un servicio mucho más rentable que si lo tienes que contratar por tu cuenta”. También coindicen los tres jóvenes en la importancia de organizar jornadas o viajes “es muy enriquecedor conocer las debilidades y fortalezas de otras empresas y animo a los jóvenes a que participen en las actividad que se organizan”, explica Cristian. Alberto y Enrique participaron en un viaje que realizaron un grupo de jóvenes a Sevilla “son muy interesantes las actividades que se hacen pero nos gustaría que que se hicieran más en nuestra zona”.

Es necesario un auténtico relevo generacional. Los jóvenes agricultores a la hora de emprender una actividad agraria se encuentran con verdaderas dificultades, principalmente económicas, pero también sociales, ya que la agricultura está infravalorada. Por tanto, administración y organizaciones deben remar en la misma dirección y que el relevo generacional sea una prioridad para conseguir dinamizar el sector agrario y modificar normativas a favor de las nuevas generaciones y colaborar en la salida de las generaciones envejecidas.